Oda a la aceituna

Osas despreciar ese fruto del olivo que tantas veces agracia el paladar con su presencia. ¿A caso ustedes nunca vistieron unos insulsos fideos con aceite de oliva? ¿Nunca le agregaron colorido a la mesa con una aceituna rellena con morrones?

Por qué discriminarlas en una picada, por qué separarlas de la derretida muzzarela que chorrea de una pizza para mandarlas a morir, cruelmente, a la cajita del delivery, a la tabla, o un blanco plato de porcelana de algún restó moderno.

Aceitunas discriminadas en un Tour Gastronómico.
Aceitunas discriminadas en un Tour Gastronómico.

¿Acaso las aceitunas están condenadas a la discriminación? Hasta de las empanadas las extirpan, con ese sabor inconfundible, con esa textura tan masticable. Y no argumenten que el problema es el carozo, porque aunque no lo tuvieran también serían marginadas.

¿O será por la salmuera? Debe ser eso lo que genera tamaña aversión, algún exceso de sodio que haga enrollar algunas lenguas, una mala experiencia, pero hay que levantarse y seguir probando. Siempre tendremos a mano un buen ferné o alguna copita con un tinto bien violáceo para limpiar el paladar y seguir. Oh Dios, que buena combinación.

Fruto de Cuyo, Chilecito y Cruz del Eje, por qué tus amantes debemos verte sufrir, viéndote como otros te ignoran en una gran mesa llena de fiambres y quesos.

Nada más placentero que hincar un palillo en la piel de una triple cero (000) y no llegar nunca hasta su corazón. El preludio de una delicia, de una batalla bucal con el solo fin de dejar ese carozo despellejado. ¿Alguna vez la probaron en pasta? Eso sí que es irresistible.

Acá no importa el color, porque los que te discriminan te dejan de lado en cualquiera de tus formas, pero los que te queremos te bancamos a muerte. Gloriosa aceituna, con nuestros palillos, firmes al lado de la tabla, seremos por siempre defensores de tu sabor.

0 comentarios en “Oda a la aceituna”

  1. Qué buena defensa a la poco agraciada aceituna!! Tan sencilla y humilde como Francisco. Recuerden que se transforma en un manjar hecha puré con un poquito de ajo o tapenade, arriba de una rodaja finita de pan tostado, mientras esperamos el plato principal del día. Y ni hablar de lo glamorosa que se vuelve en un Martini, sobre todo si lo bebe un agente con licencia para matar. Adoro la aceituna, tan silenciosa e introvertida, y tan buena compañera. 😉

  2. Tenés razón Andrea, me había olvidado de la aceituna glam del Martini, jejeje. Arriba los templarios de la aceituna, Roberto, y si son de Cruz del Eje mejor!

    (Juan).

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