El tercer Certamen Nacional de Asadoras en El Manzano desde adentro

Trabajar con la pala hasta que te duelan los brazos. Esa tarea tan lejana a esta periodista fue una de las tantas que me tocaron hacer este domingo 11 de septiembre como participante del tercer Certamen Nacional de Asadoras en El Manzano.

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¿Por qué estaba yo ahí? Una mezcla de idea, caradurez, curiosidad, ganas de cocinar, amor por el asado… Difícil de explicar pero suficiente para convencerme, también a mi familia y a un montón de amigos de pasar un domingo muy diferente.

En las reglas del certamen estaba participar en duplas. Así, mi compañera de equipo, mi fogonera, fue mi madre María del Carmen. Siempre dispuesta a cualquier aventura, cuando se lo propuse dudó menos de 3 segundos y dijo “Vamos”.

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Empezamos a eso de las 8 la charla con el jurado, el sorteo de los lugares en el emplazamiento y a alistar el stand (nuestro tablón). Uno de los puntos evaluados era la forma de acomodar tu espacio de trabajo. En el nuestro, un pizzarón con el link a Córdoba en Sabores, mantel a lunares, tablas con pimientos de colores y panes caseros en canastos de mimbre oficiaban de decoración. La misma deco que usamos en la feria de Río Ceballos 😀

Adentro del predio de las asadoras los hombres tenían entrada prohibida, a menos que fueran parte de medios de prensa. Así que todo, absolutamente todo, era tarea de las asadoras.

Preparar el lugar donde hacer el fuego, desgrasar la carne, condimentarla, salarla y trasladarla a la parrilla. Fuerza, una palabra que cobraría más importancia a medida que pasaras las horas.
certamendeasadoras11Vestirse con indumentaria gauchesca era otro de los requisitos. Nosotras completamos el atuendo con unos delantales largos con pechera.

Aunque no pasé por todos los stands, creo que el método más elegido fue el que nosotras también usamos: asar el costillar a dos fuegos. También hubo quienes lo hicieron a la parrilla y unas osadas, a la estaca.

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Y ahí cobra sentido esto que defiende Miguel “Charqui” Alvarado, el impulsor del certamen. Hacer un costillar demanda mucha fuerza física, mucha energía y mucho aguante porque al fuego no se le puede perder un minuto de atención.

A la vera de mi “alambrado” estaba el equipo motivador: Manuel Bazán, mi padre y mi primer maestro en materia culinaria y asadora; “Toto”, un amigo entrañable de mi familia y famoso asador en todo tipo de eventos; y Juan Pablo, mi esposo y entrenador “mental” por decirlo de alguna manera, y autor de las maravillosas fotos.

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Volviendo al fuego, fue un trabajo lento, de horas, de paciencia, MUCHA PACIENCIA y acarreo constante de leña. A media mañana, el sol pegaba fuerte y el viento tomó mucho vigor, haciendo que volaran los elementos que muchos tenían en sus stands y con ello, nubes de ceniza por todos lados.

El jurado, formado por Cristian Signorille, Julián Espinosa, Andrés Chaijale, Carlos Cieri y Marisa Fierro, ganadora de la edición anterior, también evaluaba la guarnición así que en eso, de lo que tenía un poco más de experiencia, me esmeré.

Humus de berenjenas asadas con ajo, escabeche de berenjenas (hecho por mi madre), mayonesa de zanahoria con cardamomo (fue hit entre los degustadores), chimicriolla (mezcla de ambas tradicionales salsas), panes saborizados con morrón, papas asadas con manteca, pimientos y berenjenas asadas. ¿Se nota que nos gusta la berenjena?

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Todo pintaba fabuloso hasta que mi cuerpo dijo basta. Un mareo fuerte, náuseas y labios secos me obligaron a abandonar el fuego por un rato. “Golpe de calor” dijo la enfermera.

Unos 5, 10, 15 minutos, no lo sé, pero mientras el cuerpo estaba débil, flojito para volver a estar en pie, por la cabeza volaban mil sensaciones. ¿Y si no puedo terminar? ¿Cómo voy a dejar la carne a medio hacer? ¿Qué van a comer todos los que vinieron a bancar los trapos? Y muchas otras preguntas angustiosas, al ritmo de los acelerados latidos del corazón.

…………………………………… 🙁 …………………………………………………….

Pero con mucha agua fresca y sombra pasó. Pasó más lento de lo que yo esperaba, y en realidad no fue mucho tiempo, pero sí una pausa vital que me permitió recuperar energía. Al rato, mi fogonera tuvo que refugiarse en la sombra por lo mismo.

El ánimo de la platea que nos vino a hacer el aguante pudo renovar el espíritu y presentamos el “costi” cerca de las 13. Fuimos las últimas. Con nervios, cansancio y calor, completamos la tarea y la carne salió “a punto”.

Nunca corrí una maratón pero calculo que la sensación de “terminarla” es la que te motiva a hacerlo por primera vez. Eso aprendí ese domingo en El Manzano.

Esta era mi primera vez en una competencia, el segundo costillar de mi vida, y demasiadas ganas de que saliera bien. Entendí en la piel eso de que “la cabeza” juega a tu favor o en tu contra, o sea… Que la próxima vez intentaré disfrutar más y pensar un poco menos.

¿No está divino? 😀

certamendeasadoras2Ya en la siesta, entre todos los amigos, primos, hermanos, comimos el costillar (el nuestro, el último que quedaba) de parados y con muchas risas y anécdotas. Hasta la de ser entrevistados por las cámaras de televisión.

Felicito de corazón a todas las mujeres del certamen. Lorena Ferreyra y Viviana Bustos, de la localidad de Altos de Chipión se llevaron el merecido primer puesto. ¡Todas eran tremendas asadoras!

Estas mujeres son un ejemplo a seguir y más fuertes que lo que cualquiera puede pensar. Doy fe. Ojalá esta historia y este evento sirvan para que muchas chicas y señoras más se animen a la parrilla. ¡Vamos que lo vale!

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