Un viaje al mundo de los sabores de Milo Lockett Bar

Como si fueras el protagonista de una historieta, de pronto te encontrás disfrutando sabores rodeado de los mágicos personajes de Milo Lockett.

La vida, calidez y color de las obras que tantos adeptos se ganó en el último tiempo, se puede disfrutar en una pausa con amigos o en pareja, en el Milo Lockett Bar, ubicado en el corazón de Güemes (Achával Rodríguez 225).

DSCN6043El artista plástico chaqueño que logró crear una identidad pictórica y ser reconocido por su sello tan particular, dejó su huella en Córdoba: el bar que lleva su nombre y en el que todos los objetos hablan por él. Mesas, paredes, esculturas y hasta la vajilla están intervenidas para sorprender y divertir. Mensajes de amor y paz escritos en una pizarra reciben a los visitantes.
El ambiente lleno de color y escenas de Milo para descifrar logra una perfecta armonía con la iluminación que juega a generar diferentes ambientes: un balcón romántico, un sector más distendido cerca de la barra para compartir entre amigos, un espacio relajado en planta baja con música más suave, entre otros.

El buen gusto está en cada detalle del lugar y la gastronomía no se queda atrás. Apenas llegan los tragos y platos sorprende su presentación. “Esperá un toque que le sacó una foto” es la frase típica para mantener en suspenso ese instante de felicidad y dejarlo registrado en una imagen, que obviamente llega en cuestión de segundos a las redes sociales.

Lo primero que probamos fue un trago a base de pisco, vino torrontés, aperol, limón y anís estrellado. Una delicia, fresco y suave, protagonista de la carta de verano (los tragos arrancan en $ 60).
En línea con ese toque de frescura, probamos los sabores de mar: ceviche de mariscos ($120) con salmón rosado, langostinos, pulpo y mejillones, macerados en lima con cebolla morada,  cilantro y un toque picante acompañado de chips de plátano.
Una entrada adaptada al paladar cordobés: el cilantro con el perfume justo, sin ser invasivo como para dejar disfrutar el resto de los sabores. Para destacar, la frescura de los pescados y mariscos.
También probamos camarones con una salsa de la casa. Un detalle a mejorar: limpiar este fruto de mar para extraer su intestino. Esa delgada línea negra que tienen en su interior le da una textura arenosa que no pasa desapercibida.
El plato fuerte fueron las hamburguesas. Tal como se sirven ahora, casi abiertas y acompañadas de papas rústicas, llegaron las de ciervo ($ 160), jabalí ($ 170) y hamburguesas gourmet, de cordero o vaca (entre $ 120 y $ 130).

Cada una con su marcado sabor. Se llevaron los aplausos la de ciervo (por su impronta salvaje muy sutil) y la de cordero. Las hamburguesas dejarán satisfecho al más hambriento. Promesa.

Según nos contaron, Milo Lockett Bar abre sus puertas también para fiestas corporativas o las clásicas despedidas entre amigos que copan la agenda por estas fechas.

El postre con deco que dan ganas de imitar en casa
Lo bueno viene en envase pequeño, dice el refrán popular y ésta no fue la excepción. En tres simpáticos frascos con tapa dorada llegó la cuota dulce de la noche:
  • Split de banana ($ 70): dulce de leche, plátanos, crema, galletas con chips de chocolate y un toque de sal marina. ¡Una delicia que no empalaga!
  • Crumble de frutos rojos (frambuesas, arándanos y moras con queso crema y texturas crocantes). El toque frutal ideal para después de una cena contundente.
  • Cheesecake de maracuyá, para sentir que la playa y el verano están cada vez más cerca.
Esta simpática y práctica manera de servir un postre sirve para replicar en casa con los ingredientes que elijamos y sorprender a los invitados 😉

Agradecemos especialmente a Milo Lockett Bar por la invitación a probar su carta, y por la atención y amabilidad con que nos recibieron.

A nosotros nos gustó la propuesta. Ahora la palabra la tienen ustedes, ¿qué opinan de este espacio en la zona de los bares más famosos de Córdoba?

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