Una rica picada árabe en Espacio San Miguel

Tras conocer a Diran, Al Malek y las deliciosas comidas que cada verano probamos en la Fiesta de las Colectividades de Alta Gracia, puedo decir que la comida árabe, turca, y sus sabores están siempre presentes en nuestra mesa.

Sin duda, la cumbre de esa experiencia fue en Berlín, donde comimos los mejores kebab de nuestra vida: en puestitos sencillos y restaurantes que sirven “a la calle” en la Schlesische Straße, ENORMES, calentitos y con salsas que se calcaron como un recuerdo saborizado de un momento (acá lo cuentan muy bien).

Creo que la felicidad tiene mucho que ver con los sentidos: así como una canción nos recuerda a alguien o a algo, un aroma, un picor en la lengua nos puede hacer sentir que estamos allá, donde tan bien la pasamos (suspiros…).

Pero volviendo a Córdoba, todo este preludio es para contarles lo rico que comimos en el Espacio San Miguel. Es una restaurante ubicado en un lugar que a priori parece difícil (Avenida Colón al 5.290) por la lejanía de otros locales del rubro. Sin embargo, siempre hay gente y he podido ver varias reseñas sobre sus sabores.

Gracias a un voucher que nos regalaron los amigos de Circuito Gastronómico, fuimos un viernes a la noche, cerca de la medianoche. El plato era una picada árabe para dos, que en la carta figura como Picada Maia e incluye:

2 Sfiiha (empanada árabe)
Hommos (puré de garbanzo, pasta de sésamo y aceite de oliva)
Mtabbal (puré de berenhena, pasta de sésao y aceite de oliva)
Tabboule (ensala árabe: perejil, tomate, cebolla de verdeo, trigo, aceite de oliva y limón)
Labne (crema a base de yogur natural)
Myaddara (guiso a base de lentejas, triguillo grueso con cebollas doradas en aceite de oliva)
Kebbe al horno (kebbe relleno con carne, cebolla y nueces tostadas)
Warak Arish (niños envueltos en hoja de parra)

Todo esto acompañado de pan de pita y grisines de salvado rústicos, verdaderamente deliciosos.

Aparte, pedimos una cerveza negra ($ 27) y esperamos la llegada de los platos.

Primero fueron los fríos: Hommos, Tabboule, Labne, Mtabbal, que comimos con pancitos suaves que permitían saborear la delicadeza de las pastitas distribuídas en platos de tamaño postre.

Unos 15 minutos después llegaron los platos calientes: las empanadas, el Myaddara (todo un descubrimiento!), el kebbe al horno (riquísimo) y los niños envueltos (el relleno estaba tan condimentado como si fuera un chorizo, rico, pero para comer con un pancito, opino).

Picada árabe en Espacio San Miguel.
Picada árabe en Espacio San Miguel.

Todo fue abundante y equilibrado. Para quienes tenemos fobia a la cebolla, es una aventura linda animarse a probarla caramelizada en el guisito de lentejas. El Myaddara integra ahora mi top ten en futuras picadas y me encantaría aprender a hacerlo.

El lugar. Espacio San Miguel tiene varias zonas en su local. Apenas al entrar hay un amplio lugar con un escenario, y toda la pinta de salón de fiestas. Al cruzar una puerta, una barra y algunas mesas y sillas en un espacio vidriado, con estilo de bar y fast food.

Y más atrás, tras cruzar otra puerta, un restaurante con mayor calidez en su mobiliario, iluminación y el efecto tan característico de los tules bordados cayendo hasta el piso, y espejos llenos de brillo que le dan protagonismo a las paredes. Al fondo, otra barra con una original forma de colocar las botellas “colgando” de luces y curvas cromadas. Hasta los baños son lindos, ja!.

Espacio San Miguel
Espacio San Miguel

La luz no fue la mejor para las fotos, pero el lugar es recomendable, sobretodo para no gastar tanto y comer hasta quedar satisfecho sabores diferentes al típico lomito o pizza 🙂

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