Golpeando la copa con una lapicera para llamar la atención, Miguel Brascó convocó al auditorio de su charla en la primera jornada de la Expo Delicatessen y Vinos que se realizará en Córdoba hasta el domingo.
“El mundo se calla cuando escucha este sonido”, dijo el escritor y humorista gráfico especializado en vinos, y comenzó a discurrir sobre los “fundamentalismos” en los que caen muchos expertos y personas que quieren “saber” de vinos.
“Saber de vinos es absolutamente inútil y a la vez fundamental”, resume Brascó, ya que según él, “tomar vino es facilísimo: uno tiene que tomar el vino que le gusta y en las condiciones que considere adecuadas”.
La charla, auspiciada por la Bodega del Fin del Mundo, fue una de las que abrió el evento gourmet que Córdoba hospeda este fin de semana, con una fuerte presencia de bodegas argentinas -especialmente cordobesas, mendocinas y sanjuaninas-, además de una serie de productores de alimentos artesanales y servicios derivados del rubro gastronómico.
Polémico. Pausado, con muchos recursos poéticos y la palabra justa para describir cada giro de su discurso, Brascó se atrevió a bromear con sus anfitriones: “Pedro (Soraire, Director de Bodega Del Fin del Mundo) es un economista, por lo tanto no entiende nada de vinos, pero entienden de humoristas”, y continuó “hablar de los vinos de la Patagonia es como hablar de mi infancia”.
Nacido en Puerto Santa Cruz, el especialista no midió sutilezas, y en pos de hablar de “Lo que usted siempre quiso saber sobre vinos” (tal el título de la charla), dijo que “los restaurantes argentinos son todos cafishosde la bodega”, y confesó: “Me han echado de no menos de seis restaurantes por no estar de acuerdo con la opinión del sommelier”.
“El condicionamiento del placer de tomar vino es un condicionamiento de la persona que toma”, volvió a desmitificar. Luego valoró que en Argentina, y en la Patagonia, se haya persistido en el cultivo de la bonarda, varietal que sólo se cosecha en nuestro país y en Italia.
Yendo y viniendo entre la historia del vino, sus anécdotas personales y copa en mano, Brascó condujo una cata nada convencional. Y cuando iba ya por los 40 minutos dijo: “Me he dado cuenta de que hasta yo me aburro. Esto es todo”, y dio por concluido el encuentro, coronado por un aplauso.
Más información del evento en la web de la Expo Delicatessen y Vinos 2012.
Nota publicada en Día a Día
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