En un 2024 que promete descubrimientos gastronómicos para este blog, debo decir que durante enero y febrero ya conocimos dos lomitos “escondidos” que son una delicia.
Fuera del circuito conocido, estos ricos sánguches no tienen grandes campañas de marketing (o a mí no me llegaron) y simplemente pasaron de boca en boca por lo que hubo que ir y probar.
Estoy hablando de dos espacios fuera de la ciudad de Córdoba, hacia el oeste y más cerca de las sierras que del cemento, donde hay un flujo increíble de tránsito vehicular sobretodo en verano.
El primero es el lomito de Pistacho, en San Nicolás, a unos 30 km de la ciudad de Córdoba y casi llegando a Villa Carlos Paz. Dejo que juzguen el tamaño con sus propios ojos y les cuento cuánto mide:
El lomito XXL de Pistacho tiene 21 cm, trae jamón, queso, huevo, tomate, lechuga y mayo casera. Se puede pedir con o sin papas y me animo a decir que el bife es doble en algunas mordidas.
Cuando pedimos este lomito el costo era menor, pero según la última actualización de precios (que veo en WhatsApp con fecha del 26 de enero de 2024) se vende por $ 7.450.
Las empanadas de carne picante también superaron con creces las expectativas.
El segundo lugar que recomiendo es “La Estación, foodtruck gourmet”, que está en la estación de servicio Shell ubicada en la ruta C45, apenas doblas desde ruta 20 como yendo hacia Falda del Carmen.
Se trata de un carrito y por ende la oferta es limitada: hay hamburguesas, lomitos y empanadas. En este caso, el lomito también es completo y viene con papas.
Destaco el pan, como si fuera francés pero muy tierno al morder.
El lomito de La Estación costaba a comienzos de febrero $ 5.500 y la calidad me pareció excelente. El bife es más finito pero las papas son abundantes y compensan.
No voy a dejar de mencionar el cada vez más grande parador de sánguches “El Rico Chori” que también está en Falda del Carmen y que probamos con la familia en un paseo durante mayo de 2023.
La foto es de una hamburguesa con ese sabor muy casero de ajo y perejil. Detrás se deja ver un sandwich de bondiola también buenísimo. Ya no me acuerdo el precio, pero sí que era bastante económico.
Están en lugares de paso y por eso los llamé lomitos escondidos. Solo los lugareños o visitantes frecuentes saben de su magia.
No obstante merecen un espacio en las recomendaciones y hasta un viajecito corto solo para disfrutar estos sánguches mirando la montaña. ¡Planazo!