El pescado divide las aguas en la mesa. Genera amor y odio. A nadie resulta indiferente podría decirse.
Estoy del lado de los que aman el pescado, sobretodo si ha sido conseguido a fuerza de caña y reel, y de paciencia frente a un curso de agua.
En mi familia hay expertos en preparar el pescado de mil formas. La que mi hermano eligió para esta boga es bien simple: “a la pizza”, salsa roja y queso fresco, todo a la parrilla.
Huelga decir que el pescado es un plato algo “engañador”, que se digiere muy rápido y al rato genera hambre de nuevo. ¿Cómo evitarlo? Comiendose hasta la cola del ejemplar que tengamos sobre la mesa.