Una parrilla del norte de la ciudad. Un ídolo y cinco de sus fanáticos. El encuentro no fue azaroso, se organizó un concurso, se hizo un sorteo. Pero los cinco rostros que ahí estaban contemplando la estrella no salían de la sorpresa.
El miércoles 9 de enero, el mediodía me encontró haciendo videos y publicaciones en redes sociales sobre el almuerzo entre La Mona Jiménez y cinco de sus fans, invitados por Día a Día. La comida puede pasar como anécdota en el recuerdo de los homenajeados, pero para Córdoba en Sabores quise rescatarla.
La parrillada empezó con una entrada de brusquetas y escabeche de soja y mondongo, luego una empanadita criolla frita (deliciosa) y diferentes cortes de carne que fueron llegando en bandeja y a pedido de los comensales: costillas, bife de chorizo, lomo de cerdo, chorizo, morcilla, cabrito.
La Mona contó que no había desayunado, y por eso se dedicó tranquilo a la mesa. Entre historias y risas, probó de todo, y le pidió a los mozos un poco de salame de la Colonia y queso, una costillita especial, un rico vino tinto (Catena Zapata), agua mineral bien fría… Muy lindo ver que pese al acelere típico de su agitada agenda hizo una pausa para compartir una mesa como “entre amigos”.
A este cabrito de arriba le pude sacar tres bocados, porque, más vale que de todo probamos, pero en medio del trabajo tampoco es que nos sentamos a comer como se debe. Destacable el parrillero de Argentum.
Uno de los fans rescató como souvenir la botella vacía “de donde tomó La Mona” (¡Cómo no hacerlo!), mientras que se pasó el almuerzo sacándole fotos al ídolo, luego de acomodarse a su lado para trinchar la carne, ingerida con los nervios y la emoción que su carita no disimulaba.
Para conocer más detalles del encuentro, les recomiendo la crónica de Gonzalo Toledo y las fotos de Nico Bravo.