El restaurante La Cava de Volonté acaba de cumplir dos años y en el mes de celebración invitó a un grupo de periodistas a probar su nueva carta.
El restaurante de barrio Cofico es un sueño construido por Osvaldo, su propietario, con años de paciencia y de ideas que parecían imposibles.
La casa esquina enorme, los pisos de quebracho colorado, las lámparas antiguas únicas en su belleza son algunas claves de este emprendimiento.
La cocina por pasos y una importante cava donde se almacenan unas 200 etiquetas constituyen la esencia de la propuesta.
Fue mi segunda incursión en este restaurante y el balance es más que positivo: en ambas oportunidades la comida fue riquísima 🙂
Vale aclarar que aunque se autodenomina un restaurante de cocina “gourmet” las porciones son abundantes y el servicio muy informal y descontracturado.
Los nuevos platos del menú
Para empezar la degustación conocimos la famosa cava con etiquetas de renombre y probamos fiambres y paté caseros.
Ya en la mesa, el primer plato fueron las entradas. Queso brie con mermelada de tomates; scones con gravlax de salmón; y mollejas a la parrilla.
Luego llegaron dos opciones de pasta realmente exquisitas. Sorrentinos de salmón con frutos de mar y sorrentinos de cabrito a la plancha.
Las carnes llegaron en presentación espectacular. Por un lado: un vacío relleno hecho en cocción lenta, y por otro, el vistoso Tomahawk.
La cena fue acompañada por exquisitos vinos de bodega Escorihuela Gascón (en la cava) y Rutini.
El cierre de la noche fue con una degustación de postres: panacota de frutos rojos, suspiro limeño (imperdible) y cheesecake de maracuyá.
Para beber, un delicioso espumante también de Rutini, que lamento haber abandonado casi intacto apurada por la tormenta que se avecinaba sobre Córdoba.
Fue una noche de celebración de sabores clásicos y muy bien logrados que animan a volver.
Los miércoles hay menú de siete pasos y los jueves catas de viko con expertos. Gracias por la invitación a la Cava de Volonté 😀