Pannini me sonaba a “chiquito”, y con ese espíritu lo pedí una tarde cualquiera en que fui con la notebook a laburar a Il Gatto de Colón y Cañada. Hermosa sorpresa: era un señor “lomito” de peceto con queso, enorme-fantástico-kadicard.
Otra virtud era el precio, cerca de 16 pesos, recuerdo. Añoranzas nomás, porque ya lo volaron de la carta…