Los argentinos vamos en masa a Chile. Por la cercanía (una hora de vuelo desde Córdoba) y la comodidad de tener el mar o la montaña cerquita, y también por los precios, ya que la diferencia es abismal.
Comprar unas Nike a mitad de precio, pasar por los outlet de Carolina Herrera, Dior, o comprar un iPhone 6S también por la mitad de lo que se consigue en Argentina… Chile es un destino para volver, saborear y conocer en profundidad.
Tuve la suerte de ir dos veces este año y sacarme las ganas de conocer espacios gastronómicos variados, entre ellos, algunos gourmet y otros de comida callejera.
Puerto Bellavista entró en la lista de los restaurantes que más me gustaron de Santiago. Está ubicado como ya se percibe en el barrio Bellavista, un lugar bohemio y lleno de bares y espacios gastronómicos.
La oferta en pescados y mariscos es grande, también la de platos de cocina tradicional chilena y la carta se encarga de separar por temas los distintos platos para hacer aún más interesante la elección: Tradición de Caleta, Aventuras del Capitán, Con el Barón de la Greda, Ramaditas del huerto, Artillería salvadora, y más.
Cuando empiezan las preguntas más detalladas al mozo, aparece la carta digital, en un iPad PRO, donde se puede ver una foto del plato que llegará a la mesa.
Y es exactamente ese plato el que llega a la mesa. Como este plato de Calamares y camarones sobre pasta artesanal italiana en una salsa de tomates, vino tinto y longaniza ahumada.
O este suculento Congrio a lo pobre.
Para nosotros, que nunca lo vimos en un resto argentino, el mozo hace algo distinto: anota los pedidos en una pequeña pantalla que saca del bolsillo y anuncia que ya todo está marchando. Ese envío desde la pantalla notifica a cada área de la cocina y bar sobre el pedido.
El precio promedio de cada plato es de unos 10 mil pesos chilenos, algo así como $ 136. Por supuesto hay platos más baratos y alguno excepcionalmente especiales que triplican el precio. Pueden ver la carta online.
Se destaca la buena atención y la temperatura excelente en que llegan los platos y bebidas a la mesa.
Es un lugar al que volveré sin duda en otro viaje 😉