Sábado a la noche. La excusa para juntarse con los amigos era la comida: un platazo de Chow Main en un restaurante del Cerro de las Rosas y ya no quedaba aliento para mucho más.
Por el calor, uno de los comensales propuso: “Vamos a tomar un helado a la nueva Creambury que está sobre la Núñez”, y hacía allí dirigimos nuestros estómagos, todavía con capacidad para un poquito más.
Nos sorprendimos gratamente cuando entramos a la nueva heladería, que tiene más de pub o restó que cualquier comercio del rubro: música electrónica de fondo, cuatro LCD detrás del mostrador, mesas y sillones amplios (dentro y fuera del local).
Con ilusión, y casi saboreando un delicioso helado, pedimos la carta. Variada: tragos con alcohol, gaseosas, cafés y, obvio, helado (los cucuruchos se piden en el mostrador). Hicimos el pedido: un Baileys coffee (con helado), un daiquiri de frutilla y una capellina con helados de chocolate y pedacitos de bizcochuelo.
La primera desilusión. Tuvimos que esperar cerca de 20 minutos para que nos traigan nuestro pedido. Los mozos son muy amables, pero no daban abasto para atender a todas las mesas. Sólo había tres para todo el lugar.
Nos tuvimos que levantar para preguntar qué pasaba con lo que habíamos pedido. “Es que estamos esperando las frutillas”, contestó el chico que nos atendió. “¡Uh!, por lo menos el daiquiri va estar increíble”, pensé.
¡Al fin! Después de mucho esperar llegaron las cosas. A la vista, todo parecía fantástico, pero el paladar opinó todo lo contrario: el Baileys ¡estaba caliente! El daiquiri corrió la misma suerte, y peor aún, no tenía frutillas.
Resultado: nuevamente levantarse, esta vez para pedir hielo porque los tragos de la heladería no estaban fríos.
Pero, en lo que a helado respecta, la capellina de chocolate estaba deliciosa. El helado era cremoso, pero no relajaba. Muy rico.
Por último, pedimos la cuenta para irnos porque ya hacía sueño. Otra vez, 10 minutos esperando el mozo. Nos levantamos y fuimos a pagar a la caja. ¡Dios! 10 minutos esperando por toda la gente que estaba haciendo fila.
Cuando nos dieron el ticket nos dimos cuenta que nos estaban cobrando algo que no habíamos pedido, así que tuvimos explicarle a la cajera que nos estaba cobrando mal. Pagamos y de nuevo a esperar porque no había cambio.
“Chicos, acá está el vuelto y disculpen las molestias”, nos dijo la chica de la caja con una sonrisa desdibujada.
El lugar está muy lindo pero la atención no se destaca para nada ¿será porque inauguraron hace poco? Habrá que volver para comprobarlo. No todo lo nuevo siempre brilla.
La verdad esta muy buena la pagina! Mas que claro que no solo es un hobbie, sino una linda excusa para incorporar sabores al paladar…
Respecto al post, vi la heladeria nueva hace unos dias y pense en visitarla… Aunque leyendo su experiencia se cuando no ir… Saludos!
yo fui una sola vez. estaba vacio y el personal me atendio muy amablemente.
En cuanto al producto y su calidad, me parecio un poco mas de lo mismo. claro q solamente pedi un jugo (no se si es medida de algo).
El lugar es comodo, bien equipado, con buena iluminacion y musica agradable de fondo.
Hola,antes que nada ¡bienvenidos!Me enteré de este blog por la entrada que les dedicó Mauro Duarte en Mis Fotosecuencias. Justamente el sábado pasado estuve también yo en el Creambury del Cerro. Fuimos a tomar un helado con un amigo y debimos esperar un tiempo bastante inusual para que nos atendieran en la caja. Parece que tenían un problema de sistema… Además los equipos de aire acondicionado no daban abasto. No sé si fue por causa de esa demora, pero los helados me parecieron bastante atípicos. Fue mi primera experiencia en esa cadena. Pedí dos sabores: Maracuyá y Ananá al Chardonnay. Ricos, sí, pero con una textura y consistencia un poco extrañas, al punto que con el calor que hacía no se derretían y chorreaban como pasa siempre con los helados… tampoco tenían ese sabor empalagoso que deja la crema en el paladar… ¿con qué los harán?
Al momento no conozco esa sucursal, aunque si supe de su inauguración, pero si he visitado la sucursal de Nueva Córdoba y parecen antagónicas. Durante unos meses fui todos los domingos a matar el tiempo leyendo diarios y hasta hice un post: http://bit.ly/8pF0Uu
Realmente, nada de lo que leo lo viví allí -por suerte-.