Los que viajan en primera clase, tienen algo de margen para decidir qué van a comer o beber durante un vuelo. Los que vamos en económica, especulamos sobre la sorpresa que puede deparar el snak o el servicio de cena o almuerzo en el aire.
Así fue que en ese vuelo de LAN, de Córdoba a Lima (Perú), el paquetito verde y azul lleno de flecos se llevó las miradas ansiosas de todo el mundo.
Era nada más y nada menos que un bombón bañado en chocolate, no apto para gente que censure su golosería. Práctimanente del tamaño de un huevo, y todito de dulce de leche. ¡Bomba!
Lo que se ve al lado es un sandwich de jamón y queso con una capa de ricota con espinaca. Parece más rico de lo que en realidad era.