A propósito de inventar alternativas para cocinar en casa, cuando toca hacer todas las comidas “adentro”, redescubrí un tesoro en casa: el viejo cuaderno de las recetas.
Al tiempo de empezar la vida en familia, a la casa de Córdoba en sabores llegó un regalo entrañable: un cuaderno (carpeta en realidad) con recetas pegadas, organizado en distintas secciones.
Una tía dedicó su tiempo y cariño a construir una carpeta de recetas de tragos, platos con distintas carnes, postres, sushi (porque sabe que nos encanta), tortas y tartas.
El viejo cuaderno de recetas es, en realidad, un objeto que va cayendo en desuso con la facilidad que hoy tenemos de buscar recetas en Internet.
Sin embargo, compartiendo esta charla descubrí que sigue teniendo valor en muchos hogares y que sacarlo a relucir trae buen resultado.
El cuaderno de las recetas, de generación en generación
“Son de mamá Grace. De la época en la que en el campo hacían galletas para guardar. Porque vivíamos a 17 km del pueblo”, nos cuenta Romi, usuaria de Córdoba en sabores sobre la receta de masitas para guardar en lata.
Con la indicación de que es opcional agregarle chocolate por encima, también quedó en papel para la posteridad esa receta de tiramisú apreciada por toda la familia 😀
También tengo geniales recuerdos y conseguí fotos de los cuadernitos que mi mamá armaba en casa con recetas cortadas de revistas, diarios y de los paquetes de productos.
Aún hoy, para ella resulta más cómodo compartir una foto de la receta hecha con su puño y letra para enseñar a cocinar algo. Y un refuerzo por audio de WhatsApp.
“Mi papá se había hecho un cuaderno con recetas. Tiene libros fotocopiados. En una época era fan de Carlos Arguiñano, un chef español”, cuenta también Cynthia, otra amiga de este sitio.
Más temprano que tarde el cuaderno de recetas se convierte para los que rondamos los 30 en un aliado para las primeras incursiones en la cocina.
El cuaderno de recetas era, hace años, el contenedor de recetas incunables que, parece, nadie aprendía de memoria porque sabia que estaban ahí.
Con anotaciones al margen y muchos tips añadidos ne los márgenes también hice mi propio cuaderno cuando cursé panadería y pastelería en el Cipac, y más tarde con los apuntes de clase en Azafrán.
Cómo armar una selección de recetas
Hoy en día se puede conseguir en librerías cuadernos y libretas especialmente pensados para anotar recetas, con hojas preformateadas en ingredientes y procedimientos.
También es posible armar esto de manera casera: con un cuaderno de tapas duras y plastificadas se puede empezar. Esto porque está cerca de la cocina y puede llenarse de harina o salpicarse y hay que poder limpiarlo.
Pegar las recetas con un buen pegamento o si es una carpeta, colocarlas en hojas perforadas ayuda a que puedan recorrerse cómodamente. Añadir marcadores por secciones mejora la búsqueda.
Esto no es igual a Google ni pretende serlo: acá ponemos atención en lo mágico del acto de cocinar y del tiempo que demanda. Para muchos, una especie de “terapia” que reconforta.
Personalizar el regalo juntando recetas que probablemente le gusten a esa persona es un gesto extra que muestra respeto por los gustos del homenajeado.
En los últimos meses, embalando todo para una mudanza valoré guardar esos cuadernos mientras me desprendía de muchos libros y cosas.
Tesoro en casa: el viejo cuaderno de las recetas demuestra que algunos trazos en papel sirven como poderosos recuerdos de buenos momentos en la cocina.
¿Guardan también cuadernos de recetas?